viernes, 29 de mayo de 2020

Dario Alejandro Marín

Los textos que compartimos  a continuación representan los pensamientos e ideas de los aprendices a partir de un reto de escritura, no hacemos correcciones a gramática, ortografía o estilo porque hacen parte de un ejercicio de creación individual.

Nuestro virus.
Por: Darío Marín.
Que, ¿cómo estoy? te cuento, hace mucho tiempo que veo caras tristes, ojos tristes, bocas tristes, bolsillos paupérrimos, corazones apagados, y un poco más, y de un tiempo acá siento que ha mejorado mi percepción del espacio herido, mi reflexión de la palabra instante, mis cavilaciones  a propósito de eso que llaman la integridad, cómo la imagen lastimera que aparece ante unos ojos que ahora se han quedado ciegos de tanta oscuridad, me siento instaurado en una misma magnitud tiempo-espacio indefectible y jodidamente difícil de transgredir, con altas expectativas a la descomposición y con sabor a sangre en varias partes del cuerpo, por ejemplo, el alma, pero tu me preguntaste cómo me siento mientras una plaga azota la ciudad, y sé que hasta ahora no he sido claro, quizá no me estás entendiendo, pero es que quizá tu tampoco entiendes que nuestra plaga es otra, que esta solo es una estación del año 2020 y que también se irá, como la colera, como el bubón, como la gripe española y ya, por eso no has podido desenmarañar a este intento de poeta, pero ya va a ser. Contemplo la ciudad con los ojos cansados, no se si sabes de que se cansarán mis ojos, la camino sobre los hombros de ciertos hombres enamorados de la libertad y la justicia, pero todos, los gigantes y yo, nos vamos deprimiendo de a poco, en este pedazo de tierra los hombres larva no se acaban y se multiplican, y los hombres pájaros se va a volar al cielo de los creyentes y se quedan gritando las mismas arengas en la conciencia de los rojos, y los rosados, y los negros, y los de varios colores, se quedan y se quedarán, como se queda la primavera, aunque le azoten las flores, como se queda el arte aunque asesinen su artista, como jamás se ha visto al fuego abstenerse de arder. Hay una mujer lagarto saboreando delicioso jugo de remolacha de las venas de Colombia, la NASA anuncia que será objeto de estudio por poseer vida pese a carecer de cerebro, y por haber saltado, (sabiendo que los lagartos no saltan tanto) hasta las más altas esferas del olimpo de los lagartos, donde el jugo de remolacha sabe también a impunidad. Ya sé que no te he contado sobre el deporte que estoy haciendo en mi casa, las películas que me he visto y todo lo que me he reído con las redes, pero en realidad, no es así como me siento, me siento como estoy, es decir, elucubrado, ensombrecido, herido, porque nuestro virus nunca ha sido este, ni nuestro momento tampoco, nuestro momento siempre ha sido e mismo desde hace 70 años, y nuestro virus siempre ha sido la corrupción.


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